lunes, 12 de abril de 2010

CHIANG RAI Y LAMPANG

Hasta ahora me había centrado en las playas que he visitado, pero Tailandia es y será mi país preferido y por eso os muestro mis lugares favoritos, sean o no al borde del mar. Es sabido que actualmente no se encuentra en una situación social y política estable, por lo que tanto las embajadas como The sea is my land, no se recomienda visitar el país por el momento, pero tambié os digo que si tenéis la oportunidad de hacer este viaje má adelante, no lo dudéis.

Para visitar Tailandia es recomendable hacerlo siempre siguiendo las instrucciones de un guía, pero si quieres más aventura, también puedes ir solo, pero precaución.

La región norte de Thailandia es, sin duda, la zona más interesante del país para el viajero occidental. Con una riqueza natural, cultural e histórica superior a la del resto de Thailandia, el norte preserva los valores tradicionales del pueblo thai, incluso sus selvas están habitadas por diferentes tribus.

LAMPANG

Uno de los principales atractivos de esta ciudad son sus campos de arroz y los tradicionales carruajes tirados por caballos. Generalmente todos los itinerarios creados por las compañías de viajes incluyen el paseo en carruaje por la ciudad.


CHIANG RAI

Capital de la provincia más norteña de Thailandia, está situada a 940 km. de Bangkok, con la que está conectada vía aérea o por la carretera que se prolonga desde Chiang Mai.

El rey Mengrai fundó Chiang Rai en 1262 a orillas del río Kok, según la leyenda, debido a que aquí fue encontrado su elefante favorito.

Cerca de Chiang Rai se encuentra el triángulo de oro: la zona del norte donde se unen las fronteras de Myanmar, Laos y Thailandia. Su fama se debe a que la mitad de la producción de opio mundial procede de esta región que, tras un proceso de laboratorio que la convierte en heroína, llena de “oro” los bolsillos de los traficantes que la distribuyen.
En las selvas montañosas del norte de Thailandia habitan diferentes grupos étnicos que hasta hace bien poco vivían completamente aislados en recónditos parajes. Estos pueblos ni conocen ni respetan fronteras, por lo que es normal encontrarlos, sobre todo en Myanmar, Laos y hasta en Vietnam. La mayoría de ellos continuan con sus creencias animistas.

En los diferentes poblados podrás observar objetos artesanos fabricados por los miembros de la tribu vendidos a un precio más que regalado. Las escuelas, si la hay, son chapuzas. Cuando vayais a un poblado, siempre es conveniente llevar bolígrafos, caramelos para los niños. No hay sensación mejor que ver como los niños se ponen eufóricos por algo que para nosotros es insignificante. Piensa que para ellos un euro es muchísimo dinero. Uno de los poblados es el de las mujeres jirafa, llamadas así por los anillos que llevan en cuello, brazos y piernas. Para llegar hasta allí, deberemos bajar un sendero por la selva pasando incluso por la puerta de los espíritos, que para ellos sirve para ahuyentar a los malos del más allá. Tardaremos aproximadamente 20 minutos desde que bajemos del autocar (en el caso de que se vaya con guía) hasta llegar al poblado. ¿Sabían que cuantos más anillos llevan más hermosas son consideradas? Entonces, ¿los occidentales no debemos ser para ellos horrendos?

A las orillas del río Mae Kok, encontramos también numerosas tribus encantadas de la llegada de turistas porque para ellos sencillamente somos un negocio. Turistas = comprar souvenirs. Turistas = caramelos.
OJO: Es importante comprar repelente de mosquitos. Y si se precisa de ello, vacunarse de la malaria antes de emprender el viaje (a mi no me hizo falta). Si le tiene pánico a los reptiles, para ser más concreto a los lagartos, debe saber que abundan en todo el país.

ANÉCDOTA: Jamás me ha vuelto a ocurrir. A la llegada de nuestro hotel en Chiang Rai iba yo contemplando la maravillosa ubicación del hotel cuando vi de reojo una mancha enorme a mi lado, en el mismo momento en el que me giré, mi corazón dio practicamente un giro de 360ºC ¡era una salamandra! No se si me vio alguien pero supongo que se rio de mi, porque salí como correcaminos hacia mi habitación. Aún de los nervios, levanté la mirada del suelo cuando vi que en mi puerta había 4 lagartijas. Hasta que mi padre no las espantó a todas, no comprobó que había dentro (ni debajo de las sábadas, sí se recomienda mirar dentro de los zapatos y debajos de las sábanas siempre) yo no entré. Y este proceso de investigación todos los días.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Sin duda, un país para no olvidar.

Anónimo dijo...

Seguro que os lo pasasteis muy bien, con algunos sustos en forma de bicho incluidos. Cuando vuelvas me avisas,ok?

Akila dijo...

jajajajajajaja, doy fe de ello!!! Y...si no quereis que los mosquitos arrasen la habitacion NO le echeis antimoskitos de tailandia porque parece que los atraen!!!!!! xDDDD

Soraya Moussaoui dijo...

Es cierto! Mejor llevaoslo de España...:)